«Peñíscola, bañada por el mar Mediterráneo y situada en plena tierra fértil, goza de una amplia diversidad gastronómica que la hacen ser única en cuanto a experiencias sensoriales.
La pesca, íntimamente unida al pueblo peñíscolano, ha contribuido a lo largo de los siglos a que Peñíscola desarrolle una infinidad de sabores y aromas ligados con la cocina marinera. El “All i pebre” de rape, el “Suquet” de pescado, los mariscos, los “caragols punxents” (cañadillas) con denominación de origen en Peñíscola, las cigalas o langostinos son sólo algunos ejemplos de la riqueza de nuestra cocina.
Peñíscola, es heredera directa de la saludable dieta mediterránea. Alcachofas, espárragos trigueros, cebollas, berenjenas, habas se convierten en el idóneo componente para un exquisito manjar. No hay que olvidar los arroces que, acompañados por los más exquisitos frutos del mar y de la tierra, hacen las delicias del paladar más exigente.
Nada mejor que darle fin a la exquisitez de su cocina con los sabrosos “pastissets de carabassa” (pulpa de calabaza con miel y requesón) o los “flaons de Peñíscola” (pastel de requesón y almendra), que llevarán al turista a saborear las distintas culturas y civilizaciones mediterráneas que han dejado su huella en la Ciudad del Mar.
Peñíscola alberga múltiples establecimientos para saborear su gastronomía; no hay nada mejor que disfrutar de sus cuidados platos sentados en la ciudadela o a lo largo de los cinco kilómetros de la Playa Norte o Playa Sur. En cualquiera de las calles estrechas y empedradas que constituyen lo más preciado del pueblo peñíscolano o disfrutando de las vistas del mar Mediterráneo y de sus olas llegando a la costa. Su ciudad antigua, su historia y su gente otorgan a todo aquel que lo visita unos momentos en los que parece que el tiempo ha parado para dejar paso a una experiencia única para el visitante» www.peniscola.es